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La caída del majestuoso casino que marcó años de gloria en Necochea y la ilusión de recuperarlo
Néstor Jorge Freitas, arquitecto y autor del libro Historia dibujada de mi pueblo Quequén-Necochea, conoce la historia del Casino de Necochea mejor que nadie. En una entrevista con LA NACION, describe el pasado glorioso y el presente desolador de esta est
Es un elefante blanco. Un gigante de hormigón que evoca un pasado glorioso. Fue concebido como el más espectacular complejo de entretenimiento de la Argentina. Lo tuvo todo: casino con 50 mesas de juego, bowling, discoteca, pista de patinaje, piletas, un estacionamiento con capacidad para mil autos... 
 
Su construcción más destacada e icónica, el auditorio oval (“un ovni que se posa sobre las dunas”, lo describió un cronista en su inauguración), se convirtió en el edificio más fotografiado de Necochea. La clásica postal. Nunca estuvo ajeno a las controversias: su contraste con los típicos chalets de la ciudad generó oposición, que quedó reflejada en uno de sus primeros folletos de promoción: “Guste o no, una gran obra”, decía. Sin embargo, el edificio monumental (reconocido como una “joya arquitectónica”) fue abandonado, saqueado y prendido fuego. El tercer incendio decretó su final. Ahora su destino está en danza: puede ser recuperado, demolido o vendido. La tercera opción parece la más factible. Aunque muchos vecinos de la ciudad se resisten a la idea. Todavía sueñan con volver a verlo en su esplendor.
 
Néstor Jorge Freitas, arquitecto y autor del libro Historia dibujada de mi pueblo Quequén-Necochea, conoce su historia mejor que nadie. En una entrevista con LA NACION, describe el pasado glorioso y el presente desolador de esta estructura emblemática. 
 
–¿Cuándo se construyó el casino en Necochea y en qué contexto? –La historia empieza con otro casino, que fue el primero de Necochea, erigido hace 111 años, en 1913. Se trataba de una construcción que había sido creada junto con muchas otras obras, pero todas ligadas entre sí, en un plan estratégico diagramado por la Sociedad de Fomento de Necochea. En ese contexto, se trajo el tranvía a vapor y después el tranvía eléctrico a Necochea. Había gente interesada en desarrollar los balnearios, así como [Patricio] Peralta Ramos hizo en Mar del Plata. Acá, la Sociedad de Fomento pone en marcha un casino de estilo francés que hacía que uno pensara que estaba en la Costa Azul.
 
–El partido de Necochea tenía un antecedente contundente respecto al juego: en la localidad de Quequén se estrenó la primera ruleta del país. –Así es. Los historiadores locales afirman que los responsables del hotel Quequén colocaron una ruleta en el sótano el mismo año de su inauguración, en 1895, que funcionó de manera clandestina durante un tiempo. No duró mucho y fue descubierta de manera absurda. Cuentan que había un grupo de hombres, pasajeros del hotel, que frecuentaban el lugar. Como no podían revelar el secreto de la ruleta, decían en sus hogares que salían a cazar. Se vestían con botas y ropa de cazadores, salían con sus armas cargadas. Pero, en realidad, pegaban la vuelta e iban derecho al subsuelo del hotel a jugar a la ruleta. Allí, aislados de todo ruido, podían pasar horas apostando. Sucedió que una de esas noches “de cacería” en los médanos, se desató una gran tormenta con rayos y fuertes ráfagas de viento. En el hotel empezó a cundir el pánico entre sus familias. Como no tenían noticia de los cazadores, dieron aviso a la policía. Curiosamente, poco después, llegaron los hombres con sus ropas secas, impecables... No les quedó otra opción que confesar qué era lo que realmente estaban haciendo.
 
–¿Qué sucedió con el casino impulsado por la Sociedad de Fomento en 1913? –Ese casino comenzó a funcionar bajo una administración privada y acompañó el crecimiento de la ciudad, que con la llegada del tren empezó a recibir muchísimos más turistas. El casino se convirtió en fuente de trabajo para muchísimas personas. Pero, en 1944, hubo un cambio importante: el gobierno nacional dispuso que el juego debía pertenecer al Estado para realizar, con los beneficios, obras de beneficencia y de inversión. Y se creó la Sociedad de Loterías y Casinos, que se convertiría en la nueva dueña de ese casino. Unos años después, la Sociedad trasladó ese casino al hotel Necochea, donde funcionó hasta alrededor de 1962... ¿Qué pasó después? Se demolió el hotel y, por ende, desapareció el casino. 
 
–¿Cuándo se empieza a construir el nuevo casino? –Usted fíjese que las dos ciudades turísticas frente al mar más importantes en la década de 1970 eran Mar del Plata y Necochea. La primera tenía un casino magnífico diseñado por Ezequiel Bustillo alrededor de 1940. Necochea no tenía algo similar, entonces, Loterías y Casinos resolvió invertir en un casino modelo. El 12 de octubre de 1968 se colocó la piedra fundamental del nuevo complejo para el casino de Necochea. La construcción comenzó en 1972, fue un proyecto del arquitecto Roberto Quiróz, que había participado, entre otras obras, en la sede de la Fundación Eva Perón y luego la Facultad de Ingeniería porteña. El proyecto fue financiado por Loterías y Casinos y el Ministerio de Obras Públicas. Era, es, una joya arquitectónica. Situado frente al mar, rápidamente atrajo a muchísimas personas.
 
Negro el 22
 
La inauguración del casino de Necochea tiene fecha cierta: 9 de febrero de 1973. La primera bola de ruleta lanzada “oficialmente” esa noche cayó en el casillero 22, negro. El complejo no estaba terminado en su totalidad pero la sala de juegos ya mostraba el lujo en sus columnas revestidas con mármol de Carrara y Verde Alpe. También estaba en funcionamiento el circuito cerrado de televisión, tecnología de punta en aquellos tiempos, que permitía ver el comportamiento de los jugadores en cada mesa. 
 
Se inauguró igual, a las apuradas, pocos días antes de la finalización del mandato del presidente de facto Alejandro Agustín Lanusse. El ministro de Bienestar Social de la Nación, Oscar Puiggrós, quería dejar grabado su nombre en la placa inaugural. A la fiesta de apertura asistieron 5000 personas, autoridades nacionales, provinciales y municipales, además de vecinos. “En los siguientes años, la obra fue ampliada. En 1975 se inauguró la segunda etapa que comprendía el salón auditorio, el bowling, la pileta de natación, la parquización de los accesos, el estacionamiento... Además, el complejo tenía una galería comercial, una pista de patinaje y un teatro espectacular al que llegaban figuras de primer nivel. Y, por último, se estrenó una sala con los primeros juegos electrónicos que aparecieron en la costa argentina”, explica Freitas. 
 
–¿Cómo impactó la presencia del casino en la ciudad? –Fue importantísimo, porque la gente lo tomó como un premio, como la devolución de la identidad. Había mucho dolor tras la demolición de la rambla, entre 1970 y 1971. Fue como una gran reparación histórica. Sin embargo, desde el punto de vista arquitectónico, sabíamos que iba a durar poco. 
 
–¿Por qué? –Los arquitectos de Necochea sabemos que el hierro y el aluminio juntos son incompatibles. Y este casino tenía mucho hierro y aluminio. Además, había problemas con la pileta, que estaba orientada al sur, de donde venía el viento más frío. Y se hicieron fuentes de agua... ¡frente al mar! Con el viento, casi constante, no se justificaba poner una fuente. Pero lo central eran los materiales: hacían que no se pudiera sostener. Hace 30 años convocaron a un grupo de arquitectos, entre los que estaba yo, para hacer un análisis de la estructura. El techo llovía y se había empezado a agujerear. Hicimos un análisis y planteamos la necesidad de una reestructuración. Aún se estaba a tiempo. Me acuerdo que lo escribimos, pero jamás se hizo. No hubo voluntad política.
 
–¿Qué tipo de visitantes recibía el casino? –De todo tipo, de todas las clases. Muchos obreros, que por esa época tenían mucho poder adquisitivo. Sin embargo, eso se terminaría. La realidad argentina cambió durante la dictadura y se produjo una crisis que hizo caer al turismo en picada. Hubo una pérdida de consumo que arrastró a la ciudad y, por ende, al casino. Eso no quiere decir que haya desaparecido, pero perdió caudal de gente. Además, en la década de 1980 se construyó la ruta 11, que abre nuevas perspectivas de turismo, pero aísla a Necochea, que desde entonces quedaba mucho más lejos de Buenos Aires que, por ejemplo, Pinamar y Villa Gesell. Después, ocurrió, misteriosamente, una serie histórica de incendios, tres en total, que terminaron por destruir el lugar. 
 
–Tres incendios…es llamativo. –El primero había sido en 1978, provocado por dos empleados de mantenimiento que soldaban chapas con un soplete cuando voló una chispa y empezó el siniestro, y no generó grandes daños. Pero el segundo, que fue en 2001, arrasó con toda la estructura de hierro y con la sala de juegos, que era la razón de ser del casino… Afectó la actividad central del lugar. 
 
–¿Cómo se originó? –Se cree que fue intencional. Pero también se piensa que pudo haber sido por una causa eléctrica. El techo llovía y estaba muy deteriorado, así que es una hipótesis posible. 
 
–¿Se encontró al culpable? –No creo, porque sino lo hubiéramos sabido rápidamente todos los pobladores de Necochea.
 
 –¿Volvió a funcionar después de ese incendio? –Durante una época se trató de habilitar una parte, pero era imposible. Era un Titanic que ya había comenzado a chocar al iceberg en el segundo incendio. Luego hubo robos, gente que se llevó los decorados, las butacas... y después, en 2018, el tercer incendio, que devoró el teatro.
 
–¿Siente esperanza de que se pueda recuperar la estructura y darle un uso? –Sí. Extrañamente, hay gente de Necochea que jamás presenció la demolición de la rambla pero que, sin embargo, pide que se la recupere. ¿Qué quiero decir con esto? Que hay un pensamiento mágico de parte de los pobladores de Necochea y creo que de muchas ciudades del interior del país de recuperar nuestro pasado. En el caso de este lugar, era un edificio de carácter colectivo: agrupaba a la gente, era donde se hacían grandes festividades, encuentros comunes... Era un edificio que contenía a los vecinos. –¿Cree que el casino de Necochea puede ser recuperado? –Se dicen muchas cosas, pero no hay nada concreto. Al mismo tiempo, hablan de arreglarlo para volver a utilizarlo y también de venderlo. Como verá, no hay nada concreto.
 
“Vale 9 millones de dólares”
 
Ernesto Povilaitis, actual secretario de Legal y Técnica de la Municipalidad de Necochea, habla del futuro del emblemático casino. Y empieza con una curiosidad: “Originalmente, esa estructura estaba prevista para Córdoba y fue implantada en Necochea. Hasta 1997, pertenecía a Loterías y Casinos de la Nación, que se lo pasó a la provincia. Y la provincia, en simultáneo, nos la transfirió al municipio. Desde ese momento, el casino no tuvo el mantenimiento necesario, pero por una cuestión lógica: semejante estructura es muy dificultosa y costosa de mantener para un municipio, especialmente por la gran cantidad de hierro que tiene que, a la orilla del mar, está expuesto a muchísima erosión que genera un desgaste terrible de las estructuras”. 
 
–¿Hace cuánto tiempo está abandonado el casino? –Hasta fines del 2015, había algunos espacios concesionados. Había un kiosko, una agencia hípica, el propio teatro auditorio... Obviamente que los montos de mantenimiento que insumían para los concesionarios del momento era imposible de afrontar. Además, la sala de juegos, que tenía maquinitas, se derrumbó: las maquinitas, con su propio peso, hicieron que la estructura cediera. Hubo que retirarlas, hubo que apuntalar losas... El edificio tenía un deterioro notable. A partir de ahí, hubo una gestión municipal que, con una gran crisis económica de por medio, no pudo hacer absolutamente nada. Y luego, en la pandemia, se prendió fuego el auditorio. En ese momento hicimos un llamado a licitación. Hubo dos llamados, en realidad. En uno se presentó un oferente al que por cuestiones formales se le rechazó la oferta. Y en el segundo llamado no se presentó nadie. Esto va de la mano, también, con el llamado de licitación que tiene que hacer la provincia para la sala de juegos, que cuenta con ocho mesas de ruleta, dos de punta y banca y dos de blackjack, y que es lo único que siguió funcionando, y que corresponde a esa jurisdicción. 
 
–¿Van a volver a llamar a licitación? –Sí, es nuestra idea. El municipio no puede sostener semejante estructura y no está en condiciones de ponerla en valor. 
 
–¿Hay un precio de venta estimado? –Tenemos una tasación oficial, hecha por una comisión integrada por empleados y funcionarios municipales, por el Colegio de Martilleros de Necochea y el Colegio de Arquitectos de la delegación de Necochea. Esa tasación arrojó un valor de 9 millones de dólares por todo el complejo.
 
Dingnews.com 25/07/2024
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